Historia de las posadas

"Nace en Andalucía, España, en el siglo XVI. Se conoce en los conventos, y desde sus
inicios se celebra del 16 al 24 de diciembre", explica el cronista de la ciudad, Miguel
Álvarez.

Fue el Santo Hermano Pedro quien las trajo al Reino de Guatemala, allá por el siglo
XVII. Según Álvarez, las posadas se celebraban en la víspera de la Navidad, con
las imágenes de San José y la Virgen María, vestidos de peregrinos –a la usanza de
aquellos tiempos-, acompañados por el sonido de tambores, panderetas, chinchines
y silbatos, propios de la cultura prehispánica. Con el paso del tiempo llegan a
México, a través de la Orden de los Betlemitas.

La tradición guatemalteca da prioridad al rezo y la reflexión, pero luego pasar al café
o ponche para que los caminantes se agasajen un poco luego de la romería.

Su significado: El sonido característico del golpeteo de caparazones de tortuga y
los villancicos cantados por adultos y niños alerta sobre la cercanía de una posada,
una tradición que si bien se ha mantenido a lo largo de los siglos, ha experimentado
algunos cambios en los últimos años.

Del 16 al 24 de diciembre tiene lugar una tradición singular para los guatemaltecos,
la re-presentación de José y su esposa María que tocan puertas para que nazca el
Niño Jesús.

Las posadas simbolizan el llamado de Dios al hombre para que le abra su corazón
pero, como toda tradición guatemalteca, le acompaña una tradición milenaria.

De puerta en puerta van la pareja pidiendo permiso para pasar la noche. El diálogo
guatemalteco de las posadas dice: "¿Quién toca a la puerta con efusión, que se me
ha asustado hasta el corazón?". "Son dos peregrinos que van de pasada, y por Dios
pedimos que nos des posada".

Si por fin se aparece un alma que se apiade de los peregrinos, la carroza entra al
lugar que disponga el propietario para dar paso al rezo del rosario. Y así transcurren
los días hasta llegar al día 24 de diciembre, que anuncia que el Hijo de Dios vendrá al
mundo con un mensaje de amor y paz.

 


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