colores y olores

En las celebraciones navideñas guatemaltecas son varios los elementos que forman
parte de la riqueza de aromas, sabores y colores de nuestras tradiciones. Los cuetes,
las flores de pascua, los rosarios de manzanilla, gusanos de pino, aserrín pintado,
los tamales, las posadas, los nacimientos etc.
La manzanilla es un fruto con mucho aroma que no falta en los nacimientos. Es
un árbol que crece junto a la vegetación silvestre y no es necesario sembrarlos,
alcanzan de tres a cuatro metros de altura y empiezan a florear entre el octavo y el
noveno mes del año. Después, aparece la fruta que siempre usamos para comer y
adornar. Los árboles crecen principalmente en las faldas de los volcanes de Santa
María de Jesús, Sacatepéquez.
Días antes en los mercados cantonales se vende: Tierras de colores (aserrín teñido),
musgo natural, pelo de ángel, espejos (para las lagunas) y todo tipo de estatuillas de
barro cocido, que localmente son de vendedoras mayas como las que en la realidad
venden en los mercados cantonales, ovejitas, pastores, patitos y aves para los
estanques, etc.

No hay Navidad sin el color de las flores de pascua, la cual ha estado vinculada a la
época de fin de año desde tiempos prehispánicos. Los mayas consideraban que su
color representaba la sangre de los dioses regenerada durante el solsticio que marca
la llegada de una nueva primavera.

Los gusanos de pino engalanan los ambientes colgados en paredes o ventanas, y
el "despenicado" como sutil alfombra verde, embellece y aporta un aroma especial
en cualquier hogar. El sonido de los cohetes y el olor a pólvora envuelve de alegría el
corazón de los chapines.


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